x
post 1488x702

Crónica 13,

Siria I - Minaretes y campanarios

Ruta : Ruta de los Imperios | País : Siria

Todo ha ido de maravilla, la espera en la aduana jordana ha sido de 20 minutos, tenemos dinero sirio cambiado en una oficina de cambio jordana antes de cruzar la frontera (cambio más favorable que el oficial en Siria) y la aduana siria va como la seda: muy poca gente, amabilidad y sonrisas por doquier y rápida (no siempre es así, hay veces que ...). Ahora viene el momento clave.

-¿Su coche es de gasoil o gasolina? -Preguntó el funcionario sirio como si fuese parte de sus inocentes preguntas de rutina. Pero nosotros sabíamos que no era una "inocente" pregunta. Ya nos avisaron otros viajeros que los sirios tienen la "curiosa" costumbre de cobrar 100 US$ (16.000 pts) por semana a los vehículos extranjeros que tienen motor diesel, una forma como otra cualquiera para que el gobierno saque un dinerillo extra (casi todos los extranjeros venimos con vehículos diesel a estos países y le han cogido "el truco"). En las aduanas es curioso lo que nos pasa: ¡amnesia temporal de idiomas! Se nos olvidan todos los idiomas menos el español. Y hay que ver lo fácil que es "confundirse", es todo tan complicado cuando no se hablan idiomas.

Ahora empieza un batiburrillo de términos que se iban entremezclando: gasolina, mazut, benzina, gasoil, super, petrol, diesel, essance, ... Un lío tremendo pero al final quedó en que nuestro Mitsubishi Montero Turbodiesel funcionaba con gasolina sin plomo.

Sellaron el carnet de passage, sacamos un seguro (38 US$ = 6.000 pts.) y pagamos la tasa de tráfico (13 US$=2.000 pts.). Pasamos el último control, los policías - tan amables y sonrientes como los aduaneros- nos comprueban que toda la documentación esté sellada.

-O.K. mister. Welcome to Syria! Chai? -Nos dice el agente, invitándonos a tomar un té (chai) con él.

Poco a poco vamos recuperándonos de la amnesia de idiomas y le agradecemos con términos muy sencillos su invitación, explicándole que tenemos que llegar a Bosra. Nos desea buen viaje y levanta la barrera. Acabamos de franquear la 6ª frontera de la RUTA DE LOS IMPERIOS.

Nos llega el aroma de la carne asándose al fuego. Es hora de comer. La ciudad fronteriza de Da'raa nos va a servir para este fin. Los shawarma dan vueltas provocando a nuestro olfato que activa al ya impaciente paladar. Están deliciosos y es que en Siria tienen un toque personal que los convierten en los mejores de todo Oriente Medio, les ponen una sabrosa salsa blanca y envuelven la carne en una crujiente especie de crêpre a la que previamente han tostado a la plancha con mantequilla obteniendo un resultado insuperable. Los chicos del restaurante eran muy divertidos y acabaron invitándonos a unos tés para desearnos la bienvenida a Siria, país con un cálido sentido de la hospitalidad que comenzamos a sentir desde la propia aduana.

EL TEATRO CAUTIVO.

Lo primero que uno se da cuenta al pasar la frontera es que la presencia de la imagen de Assad en estatuas, dibujos y fotos está hasta en la sopa: cruces, avenidas enteras con carteles con su rostro, cimas de colinas, al lado de monumentos, edificios públicos o privados, autobuses, taxis, tiendas, barberías, restaurantes, hoteles, chiringuitos, ... en todos los sitios. Ahora, la novedad respecto a 1.993 (nuestra última visita) es que en este momento también aparecen sus dos hijos (uno de ellos fallecido en un accidente de circulación en el año 93) junto a él o de forma independiente. Hay un culto a la personalidad como no hemos visto en ningún otro país que hemos recorrido.

Alcanzamos Bosra. Mientras aparcamos el coche nos golpean la ventanilla. Un hombre nos hace señas, bajamos la ventanilla y ¡nos habla en perfecto español!

-¿Habéis venido desde España con este vehículo? ¿Cómo lo habéis hecho? Yo lo había pensado algunas veces, pero...

Cuando nos recuperamos de la sorpresa le vamos contestando y él nos explica que es un pediatra sirio que vive en Móstoles desde hace 30 años, donde nació la familia que le acompañaba en este viaje a su tierra natal. Era la primera pero no la última que nos ocurriría este tipo de calurosos encuentros en español. En otros lugares de Siria como Crac de los Caballeros, Palmyra o Alepo donde conocimos españolas casadas con sirios que venían de vacaciones al país con sus hijos a visitar a la familia.

La solidez y monumental presencia de la ciudadela de Bosra impresiona desde el primer momento al observar como la envuelven unas altivas murallas de enormes bloques de basalto. Pero en su interior alberga su mayor tesoro: el teatro mejor conservado de todos cuantos existen. Del s. II d.C. su fortificación comenzó con los Omeyyades pero fueron los ayubidas los que lo encofraron con el basalto que ha resistido las inclemencias humanas y naturales. El teatro "cautivo" es bello, es majestuoso, es enorme y todavía sobre su escena se representan obras teatrales como si estuviera reviviendo sus mejores momentos... y siempre custodiado por sus impresionantes y sólidas murallas.

Cuenta una leyenda que Mahoma se encontró con el monje nestoriano Bahira, en esta ciudad, unos dicen que el monje le explicó los principios del cristianismo y otros que le predijo que se iba a convertir en un profeta y.... la leyenda se convirtió en tradición y la tradición en culto. El lugar se transformó rápidamente en un importante lugar de peregrinación para los musulmanes.

En su casco antiguo, las puertas nabateas se entremezclan con columnas romanas, iglesias bizantinas o viejas mezquitas, demostrando su importancia en otros tiempos. Ahora, Bosra es una ciudad que queda a contramano de cualquier ruta por Siria, pero que "cautiva" con leyendas, arqueología y obras arquitectónicas de sorprendente belleza.

EL JARDIN DE ISLAM.

Poetas, artistas, califas, historiadores... nadie ha podido pasar por alto la belleza artística de esta ciudad, que presume de ser la metrópoli continuamente habitada más antigua del mundo. Las murallas de verdor de su oasis, el Ghouda, simbolizan el eterno combate de la vida con el avance imparable del desierto que le asedia. Con la llegada del califato Omeyade comenzaron a embellecer la ciudad que con cada nuevo sucesor alcanzaba más belleza con nuevas medersas, mezquitas, hammanes (baños), palacios, hospitales.... La mezquita Omeyade, sobre el emplazamiento de una catedral, es su más atractivo exponente. A él llegamos tras haber recorrido el Gran Souk (zoco) cubierto de al-Hamadiyyeh, donde decenas de tiendas venden desde vestidos repollo para niñas hasta orfebrería, telas, tapices, "negligés" rojas o negras para señoras, pipas de agua, vestidos de lentejuelas y pañuelos para bailarinas...

Escuchamos a alguien entonar la voz con fuerza para que se le oiga por encima del bullicio de los cientos de personas que se amontonan por la vía principal del zoco. La cantinela repetitiva se acerca: es el "aguador" que advierte de su presencia. A su cintura lleva los vasos y en sus espaldas porta una especie de gigantesca "tetera" plateada con dos salidas, una para servir y otra con agua para lavar los vasos. Todo ello lo hace con tan solo inclinarse hacia delante. Ofrece bebida fresca, en otros tiempos agua, hoy en día té frío, zumo de cerezas u otro tipo de zumo; renovarse o morir.

Seguimos el camino hacia el Templo de Júpiter, que al final del zoco conserva las columnas que en otro tiempo sostuvieron un gran santuario romano. Bajo ellos se encuentran vendedores de maíz hervido en grandes ollas humeantes y junto a ellos los puestos de libros sobre el Corán, Alá y Mahoma que ya presagian la cercanía de la Gran Mezquita. Y por fin, frente a Júpiter aparece la puerta principal de la mezquita de los Omeyades.

Los extranjeros entramos por la puerta lateral, nos pasan revista para comprobar si vamos vestidos correctamente. Marián se tiene que poner una especie de gabardina con capucha de color gris, pues su camiseta de manga sisa y su cabeza descubierta no pasan la prueba. Yo, con camisa y vaqueros no tengo problemas. Pero unos franceses que van en pantalón corto deben ponerse una falda negra que les llega hasta los pies. El aspecto ¡no hace falta describirlo!

Son premisas que siempre acatamos y respetamos con todo nuestro agradecimiento pues se nos permite visitar lugares sagrados para los musulmanes, en otros sitios -Marruecos sin ir más lejos- no se deja entrar a los extranjeros ni a la más pequeña de las mezquitas.

Primero entramos en el recinto donde se encuentra la tumba de Saladino, el defensor del Islam que tanto trajo de cabeza a los Cruzados. Y pasamos por fin al patio de la Gran Mezquita Omeyade: el mármol que recubre el suelo, los mosaicos de oro que cubren la fachada, el estanque de las abluciones con finas maderas... son algunos de los elementos que la convirtieron en el motivo de cantos, poemas y escritos cargados de admiración y fascinación.

Pero es la marea humana le que proporciona el alma al lugar: constantemente entran y salen de ella fieles e "infieles", extranjeros, mujeres cubiertas totalmente, hombres con sus elegantes keffiah,... En el interior, las alfombras recubren toda la estancia, debemos descalzarnos. La intensa luz del sol del patio exterior se vuelve penumbra en el interior iluminado por lámparas de luz tenue. Hay hombres rezando en dirección a la Meca, otros están tumbados descansando, otros charlan susurrándose al oído, otros leen el Corán mientras frotan entre sus dedos las bolitas de color ambar que componen la especie de rosario que han enredado en su mano; mujeres arrullando bebés, niños jugueteando e imitando a sus mayores, otros se fotografían frente a la tumba de Juan el Bautista (la iglesia sobre la que se levantó la mezquita que albergaba esta tumba). Ésta se siguió respetando ya que es un hombre sagrado para ambas religiones -es el profeta Yahia para los musulmanes- y durante un periodo compartieron el lugar cristianos y musulmanes

Dejamos la cuarta maravilla del mundo, así designada por los poetas árabes, mientras nos dejamos llevar por las calles del viejo barrio, nos movemos entre casas centenarias de adobe y callejones estrechos con pequeños zocos donde los locales realizan sus compras cotidianas.

Y salimos por la Puerta de la Paz de la ciudadela. El caos circulatorio se encontraba esperando al otro lado, cientos de taxis de color amarillo invaden las calles. Nos subimos a nuestro todo terreno y seguimos las indicaciones que nos dirigen hacia Hama, abandonando "el Jardín del Islam" con su amable población a nuestras espaldas.

LENGUA MUERTA...LENGUA VIVA

-Parece que hemos cruzado un agujero negro y estamos en otro país. -Me dice Marián.

-Sí, la naturaleza es la misma pero el pueblo parece de otro lugar. -Le contesto.

-Todo está lleno de iglesias y de cruces pintadas por toda la pared rocosa. Todo el valle está lleno. Tan solo veo una pequeña mezquita que represente al islam. -Prosigue.

-Mira ahí, arriba del todo, ese edificio coronado por una cúpula con cruz debe de ser el monasterio de San Jorge.

Estamos a 1.700 m. de altitud y hemos detenido nuestro todo terreno frente a un pueblo al que habíamos ascendido a través de un desvío de la carretera general. Hemos llegado a un lugar insólito: Maalula.

En el flanco de esa montaña se amontonan un montón de pequeñas casitas de fachadas amarillas, azuladas y malva, en sí no son muy atractivas pero el entorno es cautivador y albergan familias cristianas que todavía hablan el arameo, lengua que usaba Jesucristo y que con 3.000 años de antigüedad ... ellos se han molestado en conservar viva. Las cruces salpican las fachadas rocosas de la montaña en lugares casi inaccesible de alcanzar, coronan los campanarios de las iglesias, rematan el punto más alto del monasterio de Santa Tecla y el de San Jorge y San Baco, ya arriba en la cresta, ... Se trata de un reducto cristiano originado por un santo que huyendo de los romanos se refugió en este valle casi impenetrable.

En una pequeña tiendecita nos ofrecen un vasito de vino que elaboran ellos mismos. Mientras saboreamos ese vino dulce nos comentan que se sienten orgullosos de hablar la lengua que hablaba Jesús y nos traducen el nombre de su pueblo, en arameo significa "entrada". Discuten sobre el significado entre ellos, algunos son más espirituales, entrada "al interior del alma" otros prefieren darle un sentido más literal "entrada al refugio". Pero todos se sienten orgullosos de su tradición.

Cristianos y musulmanes conviven y comparten espacio amistosamente. El minarete se pone en marcha a las cuatro y media de la mañana llamando a la oración, mucho más tarde las campanas reclaman la atención para dar comienzo la misa. Llegan fieles para visitar los monasterios, retomamos el camino de nuevo hacia el norte, hacia los castillos de los cruzados, cuando musulmanes y cristianos estaban aun muy lejos de convivir pacíficamente.

Resto de crónicas de la ruta

Acerca de los expedicionarios

about

Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.