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Crónica 75,

Isla de Chiloé - Jardín de cruces

Ruta : Ruta de los Imperios | País : Isla de Chiloé

En el ferry "Alejandrina" de la compañía Navimag nos embarcamos dejando atrás la hechizante Patagonia. Chaitén ha supuesto para nosotros el final del Camino Austral donde embarcamos rumbo oeste hacia la gran Isla de Chiloé. Durante seis horas navegaremos por el Golfo de Corcovado hasta recalar en el puerto de Quellón, al sur de la isla donde nos espera esta nueva etapa.

La Carretera Panamericana, un hito del continente americano ... comienza nada menos que en Chiloé. En Quellón, más exactamente en Punta Lapa, se encuentra el "Kilómetro Cero" de la mítica espina dorsal americana y ese punto significa para nosotros el comienzo de una nueva etapa ... que si Dios quiere terminará en Ancorage -Alaska-, tal y como anuncia el cartel. Atrás queda el Camino Austral y ahora nos enfrentamos a un nuevo camino que nos conducirá hasta el norte del continente. Varias decenas de miles de kilómetros nos trasladarán hasta la gélida Alaska ... si logramos llegar antes que el frío y la nieve.

Chiloé deriva de "chilhué" que significa en lengua nativa "Isla de las Gaviotas". La isla Grande de Chiloé (la segunda más grande de Sudamérica después de Tierra de Fuego) forma parte de este singular archipiélago chileno. Un rosario de una treintena de pintorescas islas entre el Océano Pacífico y un mar interior, formado por los glaciales derretidos tras la época del deshielo, nos sorprenden con una idiosincrasia muy particular. Desde esta ínsula agrícola, ganadera y pesquera es posible divisar claramente la cordillera de los Andes y algunos de sus volcanes más representativos. Sobre la bahía de Quellón se perfila claramente el volcán Corcovado (en el centro de la foto) con sus 2.300 metros de altitud y el Michimahuida (a la izquierda) con sus 2.470 m..

Nuestro "despacho" en Quellón. La precaria situación informática que padecemos nos obliga a largas paradas para trabajar por turnos con el portátil que nos queda e ir ordenando todo el material. Afortunadamente, estos confines del mundo ofrecen lugares de indudable belleza que hacen que la labor burocrática de la Ruta de los Imperios sea más llevadera, ¿acaso no embelesa trabajar con una vista así? En Chiloé nos instalamos en el económico, confortable y panorámico camping Paico´s de Quellón, donde vamos combinando el interminable trabajo durante el día con una película por la noche y nuestros propios menús al poder usar la cocina de los dueños, Nelly y Omar. No faltaron los salmones frescos al horno que en Chiloé tiene el precio irrisorio de 1 euro/kg (170 pts./kg; 0,90 US$). Además, esta ciudad tiene también una pequeña oficina de Navimag, compañía naviera que sigue colaborando de una manera notable, y ya imprescindible tras nuestra "amputación", con nuestra expedición. Sus sedes ponen a nuestra disposición sus instalaciones para hacer más llevadera nuestra labor por Chile..

¿Marián ha crecido hasta convertirse en una gigante tan alta como un campanario chilota? Pues no. Una de las mayores señas de identidad del archipiélago de Chiloé son sus iglesias, la población está tan identificada con las raíces de su actual cultura que hasta son reproducidas en las tumbas. En la foto tenemos el cementerio de Quellón Viejo, al fondo su iglesia. Cuando los españoles llegaron a Chiloé se la encontraron habitada por un mestizaje entre sus habitantes originales -los chonos- y los invasores prehispánicos, los mapuches. Durante los siglos XVII y XVIII se produjo otro intenso mestizaje pero esta vez hispano-mapuche conformando racial y culturalmente el pueblo chilote. Cuando nos paseamos por sus calles y puertos los rostros con los que cruzamos nuestras miradas así lo evidencian. Fue la Orden Jesuita, a su llegada en 1608, la que se encargó del aspecto cultural y religioso y le confirió una de sus más bellas y preciadas señas de identidad: sus iglesias con tejuela de madera de muchos diseños. De las más de 150 iglesias y capillas que existen en la isla, 16 de ellas han sido declaradas en el año 2.000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además de las iglesias los jesuitas construyeron colegios, molinos y técnicas agrícolas que perduran hasta hoy en día.

Llegamos a Chonchi, nuestro siguiente alto en este jardín de cruces. La iglesia de San Carlos de Chonchi (Patrimonio de la Humanidad) es una de las iglesias más grandes y bellas de cuantas existen en la isla con su portal de cinco arcos y su torre de tres cuerpos. Aunque se inició su construcción con los jesuitas en 1.754 quedó inconclusa hasta 1.859, año en el cual se le imprimió un estilo neoclásico..

Marián escribe en el libro de visitas de la iglesia de Chonchi: "Que esta hermosa iglesia que tanto me ha impresionado perdure para siempre y que todas las generaciones puedan disfrutarla tanto como yo". Pero desgraciadamente ... el destino tenía otros planes. Tras nuestra partida de Chiloé un fuerte ciclón castigó toda la Patagonia y la isla con vientos huracanadas de más de 150 kilómetros por hora. La bella iglesia de Chonchi sufrió su furia. Su torre fue arrancada de cuajo y se precipitó en el suelo aplastando dos vehículos allí estacionados. Afortunadamente no se tuvieron que lamentar perdidas humanas pero el daño hecho al legado histórico-cultural ha sido enorme. La Fundación Cultural Amigos de las Iglesias de Chiloé es una institución sin fines de lucro -presidida por el popular y comprometido obispo de Ancud, Juan Ysern de Arce- nació hace nueve años con el objetivo de proteger, conservar y desarrollar el patrimonio cultural religioso del archipiélago. Probablemente ahora más que nunca necesitaran toda la ayuda necesaria para poder rehabilitar esta preciosa reliquia tan cruelmente dañada por la naturaleza. La UNESCO tendrá que responder también por una de sus "hijas" protegidas recientemente.

El Camino Austral que hace unos días dejamos atrás ... también ha sufrido en sus carnes la violencia del temporal ... cortando esta vía por siete lugares distintos. Pasamos por lo pelos. En algunos tramos ha socavado hasta 20 metros. La climatología ha mortificado a conciencia los hermosos lugares que acabamos de dejar tras nosotros.

Tras visitar la iglesia de Chonchi comenzamos a descender por la pendiente del cerro donde se encuentra encaramada la población, por ese motivo se le ha bautizado con el nombre de la "ciudad de los tres pisos". Sus orígenes se encuentran en el asentamiento de una residencia jesuita que inició la construcción de su iglesia en 1.754, diez años después se fundó el pueblo. Cuando vemos algunas de sus viejas y bellas residencias comprendemos la prosperidad que a fines del siglo XIX llegaron a alcanzar con la explotación ganadera y su puerto de embarque de maderas. El descenso concluye en su hermosa costanera donde no faltan las casas de madera, barcas multicolores y el imprescindible busto del almirante Arturo Prat, héroe naval chileno que murió en la Guerra del Pacífico (finales s.XIX) contra Perú y Bolivia..

Tras un alto en la corpulenta iglesia de Nercón -donde un corredor interno permite pasear entre la estructura de su techo como un barco invertido- llegamos a Castro. Con sus más de 20.000 habitantes es la capital del archipiélago desde 1.982 y allí mismo desemboca el río Gamboa, nombre con el que le bautizaron en honor al fundador de la ciudad: Martín Ruiz de Gamboa en 1.567. Castro es la tercera ciudad más antigua de Chile habitada continuamente después de Santiago y la ciudad costera de la Serena, pero fue arrasada en dos ocasiones por los piratas holandeses Sebastian Cordes y Henry Brower durante el siglo XVII con lo cual los vestigios de su más temprana historia han desaparecido lamentablemente. El primer impacto al acercarse a la villa es la bella imagen de sus palafitos, estas típicas viviendas construidas sobre pilotes son la faz que embellecen su fisonomía ribereña. .

La iglesia de Castro fue edificada en el año 1.906 bajo el diseño del arquitecto italiano Eduardo Provasoli, concebida para ser construida en cemento fue levantada finalmente (por fortuna) en madera por artesanos locales. Su exterior está revestido de planchas de hierro pintado ahora en tonos pasteles mas suaves a diferencia de los fuertes y chillones colores que lucia hace unos años y que la hacían parecer un pastel de cumpleaños con velas..

Cuando entramos en la iglesia de Dalcahue nos llama poderosamente la atención esta curiosa pintura interior, que refleja otra singularidad de estas islas. La historia chilota es una simbiosis entre mitología y religión católica que da un pensamiento muy peculiar. En este fresco se encuentra un Jesús con su sagrado corazón pero a su alrededor se asientan cuatro de las alegorías fantásticas más populares para los isleños. Estas populares criaturas quiméricas protagonizan muchas de las leyendas que por la isla han corrido de boca en boca desde hace centurias: el trauco (arriba izquierda), el camahueto (arriba derecha), la Pincoya (abajo izquierda) y el caleuche (abajo derecha). TRAUCO: ser de pequeña estatura y feas facciones que seduce con poderes a las hermosas doncellas para que caigan irresistiblemente entre sus brazos. CAMAHUETO: bello barco que atrapa de por vida en su borda a los incautos marineros que se dejan seducir por la placenteras canciones y las hipnotizantes luces que emite el barco hechizado. PINCOYA: la bella y excitante Pincoya anuncia con sus danzas una abundante pesca o por el contrario la falta de ella según dance mirando o dando la espalda al mar. CALEUCHE: toro-unicornio escurridizo que se reproduce mediante unos brujos que se encargan de sembrar en los pantanos un trozo del cuerno de la frente de este ser mitológico.

Una corta navegación nos lleva de Dalcahue a la isla de Quinchao. Si nos preguntasen que citásemos un pueblo chilota donde se encuentre la más hermosa densidad de casas de tejuelas diríamos sin lugar a dudas que en el pequeño pueblo de Curaco de Vélez. Quedamos prendados de cada rincón de esta minúscula villa, cada casa es un hito de belleza e historia. Encontramos en la faz de sus viviendas el bienestar que conocieron en otra época sus habitantes, cuando era un próspero asentamiento de balleneros y madereros que deciden levantar hermosas residencias. Las tejuelas con las que casi siempre vemos construidas sus bellas mansiones es un versátil material de construcción de madera de alerce, muy delgada, estrecha y alargada de variados diseños. Se coloca montando una sobre otra para evitar el paso de la lluvia tan constante en las islas. Es también típico en la construcción de la mayoría de las iglesias pero ... Curaco de Vélez carece de iglesia histórica puesto que ardió hasta los cimientos. Es lo malo de la madera, los incendios están a la orden del día y cuando se inicia ... en cuestión de minutos devora sin piedad a su víctima..

Nuestro Montero avanza por la isla de Quinchao hasta llegar a Achao, su iglesia es la perla que ostenta el título de ser la más antigua del archipiélago. Fue construida en madera de alerce y ciprés y ensamblada con tarugos de madera de luma..

Paseando por Achao seguimos encontrándonos con las hermosas casonas que pueblan Chiloé, muchas de ellas construidas con las finas tejuelas de alerce que crean este estilo único. Hay unas 10 variedades de tejuelas dependiendo de las distintas formas de cortar el extremo visible. En esta mansión la cabeza es cóncavo-convexa produciendo un movimiento ondulante en la superficie..

Hemos regresado a la Gran Isla tras un largo y completo recorrido por Quinchao. Recalamos en San Juan, también poseedora de una iglesia declarada Patrimonio de la Humanidad. Mientras en la playa se bañan un grupo de niños, sus abuelas vigilantes están instaladas a pocos metros, al cobijo de la sombra de la iglesia de San Juan. Cuando la marea sube casi toca sus cimientos y a su vera se encuentra el pequeño astillero donde pequeñas embarcaciones atracan para ser reparadas o para construirse otras nuevas..

Imposible no detenerse ante cada casa, comprobamos con alegría que tanto en San Juan (en la foto) como en el resto de Chiloé no se pierde la tradición arquitectónica y si bien muchos tejados de casas actuales ya son de uralita (más barato, rápido y duradero) por lo menos los muros son de tejuela y al pintar el metal de vivos colores le dan algo de vida a un material frío y antiestético. De este modo pueden convivir las construcciones antiguas (casa de la derecha) y las modernas sin llegar a un enfrentamiento estético. .

La curiosa iglesia de Tenaún, también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está totalmente recubierta de chapas metálicas onduladas pero al haberlas pintado de vivos colores al estilo chilota evita la agresión visual que provoca ese material. Con sus 25 metros de altura exhibe orgullosa su estructura del siglo XVIII aunque a principios del siglo XX fue recubierta de las planchas que se ven hoy en día ... además de añadirle las dos torres que luce el pórtico. "Tenaún" significa "puñado de olas" porque este antiguo templo se erigió frente a la playa donde recalaban las naves que se refugiaban de los vientos antes de cruzar la punta y los bajos de este cabo. Tenaún sigue siendo punto de encuentro de navegantes y los bares reflejan divertidamente en sus nombres los momentos de distensión de los marineros, como el simpático restaurante "El cañazo"..

El sol remolonea en el horizonte antes de esconderse totalmente consiguiendo teñir de un intenso rojo las aguas del mar que le engullen lentamente. Aquí paramos por hoy y levantamos nuestro campamento mientras el sonido de las olas en la playa de Tenaún nos acompaña al acostarnos.

Cementerio junto a la modesta y escondida iglesia de Colo (1.890). Cuando paseamos entre las tumbas apellidos como Bahamonde u Ojeda se encuentran grabados repetidamente sobre las lapidas de está minúscula aldea adyacente a la iglesita. Las gallinas con sus polluelos y los chanchos (cerdos) con sus lechones corretean libremente por sus alrededores.

El fuerte de San Antonio en Ancud será el último punto de nuestro recorrido por la isla de Chiloé antes de abandonar su preciosa tierra. Fue el último bastión del Imperio Español en América, el último lugar donde la bandera española ondeó en América del Sur debido a que la población chilota no se quería integrar a la nueva Chile independiente, querían seguir bajo el Imperio Español. Pero como dicen los libros de historia chilenos: "la idiosincrasia chilota no comprendió el proceso libertario de la Independencia (...) La Patria Vieja fue derrotada por una expedición realista organizada en Chiloé por el almirante Pareja (...) Pocas regiones de América hicieron más esfuerzo en beneficio del Rey de España durante las guerras de emancipación como lo hizo Chiloé (...)". Por cierto, en Chiloé es donde se dicen las palabrotas más gordas de todo Chile (muy español). Hoy en día, los cañones del fuerte apuntan inocentemente a las barcas de pescadores o a veleros de recreo que cruzan el estrecho pero en otros tiempos tan solo las velas "autorizadas" paseaban frente a los cañones de una de las plazas más portentosas del Pacífico Sur ... todas las demás eran pasto de los peces. De hecho, el fuerte se conquistó por una argucia de los independentistas que vistieron de "españoles" a las velas, galeones y banderas que posteriormente tomarían el enclave. El Imperio Español en América había muerto..

Es nuestra última navegación en muchísimo tiempo, seguramente no volvamos a navegar hasta llegar a las cercanías de Centroamérica, cuando debamos embarcar de nuevo nuestra montura para bordear la impenetrable selva del Darién que aísla Panamá de Sudamérica. Abandonamos la preciosa Isla de Chiloé en una barcaza con un nombre muy chilota "El Trauco", el legendario personaje de la mitología indígena que a tantas doncellas ha seducido a pesar de su repulsivo aspecto. Nos subimos a la chepa del Trauco para regresar a la América continental, nuestro rumbo norte nos llevará a los lagos y volcanes chilenos que nos aguardan para mostrarnos sus más sugestivas facciones y la sorprendente procedencias de sus gentes.

Nuestro más sincero agradecimiento a Navimag y Lan Chile cuya colaboración y asesoría han sido imprescindibles para la consecución de los objetivos de la expedición en Chile.

Resto de crónicas de la ruta

Acerca de los expedicionarios

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Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.