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Crónica 88,

Epílogo

Ruta : Ruta de los Imperios | País : Alaska

El ferry Kennicott de la Alaska Marine Highway nos acerca a la costa canadiense después de 36 horas de travesía por el mar de Alaska. Nos da pena no poder proseguir hasta Bellingham (norte de Seattle, EE.UU.) e ir admirando el cambiante paisaje de la costa y bajándonos en las breves escalas de pueblos remotos pero ... no hay plazas. Demasiada gente rezagada marchándose de Alaska. A partir de Prince Rupert sí que podemos inaugurar oficialmente la etapa de "regreso". Nos instalamos en el Montero y ya en tierra firme de nuevo comenzamos a circular por suelo canadiense. Nuestro próximo destino será Harvard, una población aledaña a la ciudad de Chicago, donde nos esperan viejos amigos. En los próximos días recorreremos durante nuestro particular "éxodo" unos 4.500 kilómetros antes de notar la presencia de Chicago, la ciudad de los vientos.

Las nieves nos siguen asediando continuamente. Los paisajes nevados son una constante en la primera etapa del éxodo. Las noches siguen siendo una pesadilla cada vez que acampamos. Volvemos a pasar por los parques nacionales de Jasper, Bunff y Kootenay que se encuentran envueltos por una ya definitiva y espesa capa de nieve ... nada que ver con los paisajes que nos encontramos en este mismo lugar mientras subíamos. El puerto de montaña de Athabasca ha recibido tal cantidad de nieve por las ventiscas nocturnas que tienen que cerrarlo durante varias horas para despejarlo con quitanieves. Los accidentes por deslizamiento se suceden. Nosotros vamos con pies de plomo, ni una sola imprudencia en el regreso. Sería estúpido tener un accidente a estas alturas con lo que hemos pasado durante tres años y medio.

Los días son realmente fríos pero la sensación de "misión cumplida" calienta nuestros corazones. La noches tampoco se arreglan y tras el ocaso ... ni la emoción de haber conseguido llegar a Alaska logra mitigar esta pesadilla. Seguimos cocinando a los pies del asiento del copiloto y nos metemos como balas en los sacos de dormir que nos esperan en la tienda desplegada sobre el techo del coche. Es un shock entrar en ellos pero al poco se calientan. Por la mañana la operación es a la inversa (y a la misma velocidad) pero no desayunamos inmediatamente, el coche está helado y preferimos avanzar 100 kilómetros para caldear el interior y poder tomar algo sólido sin temblar. Cada noche y cada mañana son los mismos rituales pero ... Chicago está cada vez más cerca.

Bueno, es que ya no se puede hacer ni un pipí tranquilo. Nos volvemos a encontrar con los carteles que advierten del peligro de la presencia de osos ... hasta en los servicios. En el cartel podemos leer "PRECAUCIÓN. ATENTO AL OSO". La gran voracidad del oso para acumular grasa que les permita pasar el invierno sin comer les acucia la necesidad de descubrir nuevas fuentes de alimentación. La presencia de núcleos humanos es un medio que les proporciona comida fácil y rápida. Por ello en todos los pueblos de la zona se dan instrucciones precisas para evitar sustos, los contenedores de basura son "a prueba de osos" y se colocan pegatinas advirtiendo que no se deje nada de basura fuera de ellos. De hecho, en muchos lugares los osos han aprendido a romper los cristales de los coches, lo que pasa es que en vez de llevarse el radiocasete como un vulgar quinqui, rapiña todo lo que se pueda masticar. Pero ya encontrarse este cartel en los ¡¡¡¡baños públicos!!!! es demasiado. Ya no se puede estar tranquila ni en la intimidad.

Imposible hablar de las praderas y bosques norteamericanos sin mencionar otro representante de su peculiar fauna ... que casi se extinguió por la práctica del "tiro al blanco móvil". Nos encontramos con los bisontes, eso sí, siempre avisados con carteles que indican su proximidad y lo que puede suponer percutir un mastodonte de 1.000 kilos ¡tiene que ser aterrador! Este legendario animal norteamericano cruzó el estrecho de Bering en tiempos prehistóricos poblando el norte de América desde el interior de Canadá hasta México. En el siglo XIX llegaron a existir 60 millones ... hasta que llegó el "rostro pálido". Los colonizadores los mataban por su piel y por... diversión. Con la llegada del ferrocarril, que cruzaba las Grandes Praderas, como había tal cantidad de bisontes ofrecían a los pasajeros el entretenimiento de dispararles mientras realizaban los largos trayectos. Su número se redujo entre 1.830 y 1.889 ¡¡ a menos de 1.000 !! entrando en la triste y lamentable lista de animales en peligro de extinción. Hoy en día gracias a ranchos privados y áreas protegidas el número asciende a unos 30.000 bisontes..

Momentos felices en hogares de amigos que hacía años que no veíamos ... ¡ a veces hasta 19 años como el caso de nuestro apreciado Bill ! Pero la amistad supera la barrera del tiempo si de verdad se quiere conservar. Fueron toda una sucesión de grandes alegrías encadenadas con muchos reencuentros. Charlotte y su perrita Annie a la que tantas veces sacó a pasear Marián en el pasado o el reencuentro con Kirk al calor de la chimenea del hogar de Bill tras 6 años desde que Marián vino por última vez a Harvard. Nos vemos envueltos por primera vez con la decoración de Halloween, sus muertos vivientes y sus brujas (la bruja es la que va de morado en la foto del cementerio, no la que va de rojo). Y en la fantástica casa de Bill ... muchas cenas se sucedieron, unas veces "a la española" y otras "a la Bill" porque nos dice que es un "wonderful cook". Nunca faltaban sus deliciosos "strawberry daiquiri" en nuestras veladas. Y por último ... un encuentro no programado: la familia italo-francesa Bernardi, una historia increíble. Les conocimos en el camping de Islamabad (Pakistán) en el año 1.999 mientras ellos daban también una vuelta al mundo, aunque muy rápida. Les recordamos recién llegados a Islamabad, en su coche-casa matrícula francesa y sus dos hijos. Nos los reencontramos en La India a principios del 2.000 y desde entonces seguimos en contacto por e-mail. Los avatares de la vida ha querido que tras finalizar la excedencia de Greg ... su nuevo destino de trabajo fuese nada menos que la moderna y hermosa Chicago. Ellos no han cambiado pero sus hijos han pasado de la infancia a la adolescencia. Disfrutamos de Chicago, de su compañía y de su hospitalidad en su soberbia casa.

Pero la expedición no ha terminado, hay mucho trabajo pendiente, mucho retraso debido a la imposibilidad de trabajar en el norte. Alternamos ocio y trabajo de una forma muy equilibrada. No tenemos calendario, son días estupendos. Nos ponemos al día en largas sesiones informáticas, ya sea en casa de Bill (izda.) o en casa de los Bernardi (dcha.). Tampoco faltaron las sesiones de fotos sobre la ruta, principalmente con Greg y Marie puesto que habían recorrido parte de los países de nuestra ruta. Nosotros disfrutábamos sus álbumes de fotos y ellos, tras 2 años desde la finalización de su viaje, "volvían a viajar" a través del mundo durante unas cuantas horas a través de nuestras fotos digitales en los dos Fujitsu.

Y llegó el momento de una nueva despedida, mejor dicho de las muchas despedidas. Nuestros numerosos amigos de Harvard y Chicago tienen que quedar desgraciadamente atrás porque la Ruta de los Imperios tiene que completar su última etapa: el regreso a Europa. Encontrar compañía naviera fue una pesadilla, primero para averiguar quienes operaban entre la costa este de EE.UU. y la costa oeste de la vieja Europa (porque eso no viene en las "páginas amarillas", es información muy especializada y complicada de localizar). Encontramos una compañía naviera que lleva un conteiner de 20 pies (nuestra dimensión) de Nueva York a Europa por 650 US$ (precio realmente bueno) pero recibimos un jarro de agua fría cuando averiguamos que la manipulación de ese conteiner en Nueva York y contratar el agente de aduanas suponía ... ¡800 US$! extras. Es más cara la manipulación en tierra que el propio transporte, increíble. Imposible utilizar un conteiner con estos precios. Comenzamos a investigar las compañías de barcos RoRo (=Roll On-Roll Off= car carrier= barcos de transporte de coches que no admiten pasajeros). Los barcos RoRo no nos hacen ni pizca de gracia porque los marineros roban todo lo que pueden en los autos, no es raro que hasta rompan cerraduras y candados para acceder a lo que se lleva y robar lo que puedan. Las compañías navieras, en vez de luchar contra eso han decidido no aceptar más que coches vacíos ... y si se mete algo en ellos ... es responsabilidad del dueño. No responden de ningún tipo de robo, tan solo si rompen algo de coche, no de lo que se transporte (por eso nosotros preferimos el conteiner pero claro ... en este caso cuesta el doble y estamos pelados a estas alturas. Tenemos que asumir ese riesgo). La investigación de todo el proceso naviero duró casi dos semanas entre la averiguación de los nombres de las compañías navieras (conteiners y RoRos), escribir a las compañías, esperar contestaciones, pedir direcciones, frecuencias, puertos, precios, ... Los e-mails y los faxes se acumulaban en la mesa de Bill y posteriormente en casa de los Bernardi. Finalmente encontramos el barco "perfecto", un RoRo de Hual sale de Baltimore (un puerto grande, de rápidas diligencias, moderno pero increíblemente tranquilo, al norte de Washington) hacia Le Havre, costa oeste de Francia. Transportarlo a la Península Ibérica es más caro y además queremos llegar los tres juntos a España ... y entrar por tierra. Nada de llegar nosotros primero y luego nuestra montura; todos para uno y uno para todos, o todos o ninguno, si lo hemos hecho juntos entraremos juntos en España. No faltaría más. Además, la espera en Francia no supone un problema puesto que tenemos familia en París.

Mandar el Montero a Le Havre son 800 US$ más unos 60 US$ de gastos en Francia. Imposible encontrar algo mejor y además Hual (www.hual.com) es una compañía gigantesca muy reputada ... ¡qué tiene oficinas en Chicago! Eso fue increíble, menuda suerte, pudimos hacer todo en persona mientras estábamos con los Bernardi. Lo dejamos todo listo para no tener que hacer absolutamente nada en Baltimore, tan solo embarcar el Mitsubishi. Y así fue, tras dos días de viaje por estupendas autopistas (pernoctando dentro de la tienda en el área de descanso donde capturaron al francotirador tarado que mató a más de 10 personas hace poco) llegamos a Baltimore. Allí estaba el gigantesco barco de Hual ... y allí mismo nos despedimos de nuestro querido Mitsubishi Montero. Nos veremos en Francia apreciado e incombustible compañero de viaje.

Nuestro regreso en avión es mucho más sencillo. La British Airways es la compañía que más destinos tiene en el mundo y ni siquiera hace falta trasladarse a Washington, tienen vuelos diarios desde la propia Baltimore. La British Airways nos vuelve a instalar en la sofisticada, espaciosa y confortable clase World Club hasta Londres y en la Club Europe hasta París. Ambos vuelos son una delicia y el placer casi nos impide pensar que cuando el tren de aterrizaje se abra y notemos un nuevo suelo bajo nuestros pies ... ese suelo será el de la Vieja Europa.

Y llegamos a la "ville de l'amour". "Paris la nuit" sigue siendo tan hermosa como la recordábamos tras tantos años de ausencia. Aquí esperamos la llegada de nuestro compañero ... que tan solo los océanos consigue que nos separemos. La ciudad se ve embellecida por las Navidades, la presencia del Papá Noel está presente en todos sitios, imposible salir de su sombra y de la alegría que transmite.

Queremos desearos que paséis unas Felices Fiestas y que durante el año que está a punto de comenzar todos vuestros sueños se hagan realidad. Nuestro gran sueño se gestó hace diez años y se ha ido convirtiendo en realidad paso a paso, día a día, mes a mes, año a año ... durante tres años y medio a lo largo de los cinco continentes.

Deseamos que todos los que estáis compartiendo con nosotros este momento tan especial podáis alcanzar vuestro sueño más íntimo por imposible que os pueda parecer porque no hay nada imposible. Ni siquiera es imposible que unos renos vuelen sobre la Torre Eiffel llevando un pesado trineo cargado de regalos y un gordito bonachón a sus riendas. ¿Acaso no lo veis vosotros igual que nosotros?

¡¡FELIZ NAVIDAD!! ¡¡FELIZ AÑO NUEVO!! ¡¡FELICES SUEÑOS REALIZADOS!!

¡¡Pero nada de nostalgias por la Ruta terminada!! Tras la vuelta al mundo ... ya estamos estudiando el terreno para la siguiente expedición. ¿Viajaréis también con nosotros hasta ...?

Resto de crónicas de la ruta

Acerca de los expedicionarios

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Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.