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Crónica 44,

44-OMAN-4 (MAR DE ARABIA)

Ruta : Ruta Gengis Khan | País : Omán

CAMBIAMOS el OCÉANO de ARENA
por el OCÉANO de AGUA.
Abandonamos el "Empty Quarter" de OMÁN, cambiamos las arenas del "Espacio Vacío" del RUB AL KHALI  por las aguas del mar Arábigo.


Así aparece ante nosotros una costa repleta de solitarias playas de arena blanca y palmeras estirándose abrazar el mar. La brisa es más fresca pero la atmósfera más húmeda. Salalah y sus alrededores nos deleita con un aspecto "caribeño" donde la soledad genera el sentimiento de "Robinson Crusoe". 


La COSTA de OMÁN nos deleita con una VIDA PESQUERA muy ACTIVA.


Su mar es generoso y las barcas y redes son importantes protagonistas del paisaje que vamos recorriendo.


Los pescadores tienen una vida dura pero siempre una sonrisa fácil y un gesto amable para que nos acerquemos a tomar un café o té con ellos.


ATARDECER SOBRE EL MAR ARÁBIGO.


Los DHOW (barcos tradicionales árabes) regresan a puerto con las bodegas llenas y... las gaviotas quieren parte de esa riqueza.


       (Fuerte de Al Khbourah)
El mar... tan protegido como el interior. Las fortificaciones que protegen oasis o centros de comercio también proliferan en la costa en los lugares más estratégicos.


         (Fuerte costero de Taqa)
SUR: el PUEBLO MÁS BONITO de OMÁN.


La ciudad de SUR comenzó siendo una ALDEA de PESCADORES, ahora es una gran urbe pero su romántica cala ha sobrevivido al paso del tiempo. En ella amarran los característicos DHOW (barcos árabes desde tiempos inmemoriales), pequeñas barcas de pesca, posee un fuerte, sus torreones, casitas blancas, su lonja...no le falta de nada.


Sentarse en su faro, instalarse sobre su puente, en las maderas de su embarcadero o en la arena de la playa permite ver el frenesí marítimo de este sorprendente enclave.


Una vez que los ojos empiezan a disfrutar de su intensa vida...el tiempo deja de existir y tan solo importa no perderse ni un detalle de lo que pasa en el mar.
...................
LA CURIOSIDAD VIAJERA...
...acabó en...
UN DÍA EN LAS CARRERAS.


"¿Qué es aquella polvareda? ¿Se oye un chillerío, no?... ¡Vamos a ver qué es!"
Expresiones similares han dado lugar a vivencias insólitas. Así ocurrió una vez más. La polvareda resultó ser la reunión semestral de varias familias beduinas que competían para ver quién tenía el dromedario más veloz.


Había más de cien camellos con mantas beduinas y cordajes de vivos colores, todos bien alineados con adultos o niños pletóricos sujetando los arneses.



Enseguida nos hacen señas de acercarnos y lo hacemos encantados. Nos dan agua, fruta, dátiles y nos invitan a pasar la mañana con ellos (que concluye con un picnic con mucha fruta, té, café arábigo, dátiles...).


Nada podía hacernos prever un evento de esta magnitud en un pequeño pueblo costero alejado de todo. Pasamos una mañana muy intensa pero llegamos a la conclusión de que los dromedarios mandaban más que los jinetes :-) :-) :-). ¡Cómo se las gastaban los dromedarios!


No hemos tocado ni un simple albergue en Omán, es invierno y la climatología es estupenda. La seguridad es total, no hay ni un ápice de delincuencia y también la libertad para acampar es plena. Nadie molesta y disfrutamos de cada acampada, a veces entre jebeles, otras entre las dunas, en la costa o al amparo de alguno de los incontables castillos que nos vamos encontrando.

Las arenas del desierto y la costa quedan atrás cuando nos dirigimos hacia los impresionantes JEBELES del centro de Omán, una sucesión de empalizadas de piedra que alberga grandes tesoros.
 

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Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.

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