Llegamos
a Lima, "La ciudad de los Reyes", sede del Virreinato, la capital del
Imperio Español en América. Una ciudad que desde su creación por Francisco
Pizarro fue creciendo y creciendo hasta alcanzar un apogeo inusitado en el siglo
XVII. Desde ella salían y llegaban las mercancías más preciadas de todos los
lugares del mundo. Hasta el propio pirata inglés Francis Drake se atrevió a
atacar el puerto de Callao, lo que obligó a sus ciudadanos a levantar un muro
que protegiese la ciudad de la codiciosa piratería. Hoy en día ofrece pocos
atractivos arquitectónicos y es en la Plaza de Armas y sus alrededores donde se
hallan los edificios más bellos de la ciudad. Allí se encuentra el Palacio del
Gobierno construido sobre el lugar que ocupó el palacio original de Pizarro
(que fue pasto de las llamas y se reconstruyó en 1.937) y la Municipalidad con
sus espléndidos balcones de madera (en la foto).
Estamos en la zona monumental céntrica, siempre tomada por la policía porque
es donde se mueven los turistas. Los turistas son "especie protegida"
y luchan para que no se conviertan en "especie en peligro de extinción".
Y tienen razón para ello, Lima es de la ciudad más peligrosa de Sudamérica y
una de las más inseguras del mundo. La insatisfacción social, los barrios
marginales de jóvenes sin futuro, el hecho que centenares de miles de personas
tengan que sobrevivir "como sea" y el ansia de bienes de consumo que
provoca una sociedad de capitalismo galopante en los medios de comunicación ...
genera una delincuencia sin igual. No se trata solo de hurtos sino del empleo
indiscriminado de violencia con todo tipo de armas. Hay que extremar las
precauciones descritas en Cuzco y estar más vigilante en todo momento, ya sea
de día o de noche, andemos solos o en medio de una multitud, estar atentos si
uno es seguido, tener cuidado con los grupos que le pueden rodear a uno en un
instante, vigilar los movimientos del entorno al detenerse en los semáforos,
saber qué barrios o calles nunca deben ser transitadas, no confiar en que haya
policía cerca porque si hay vía de escape para el delincuente se produce el
robo en cuestión de segundos y no hay quién le coja, ... No es una visita
relajada si se tiene aspecto de extranjero o se lleva algo en la mano.