El asfalto desapareció bajo las ruedas de nuestro Montero y los más importantes vestigios incaicos también. Nos íbamos deslizando por rigurosas y sinuosas pistas de tierra y polvo. No hace tanto tiempo esta ruta no hubiese sido posible, nos estamos adentrando en una zona que hace unos años vivieron uno de los episodios más crueles y violentos protagonizados por el tristemente conocido grupo terrorista Sendero Luminoso. Hay que hacer un verdadero esfuerzo para imaginar que los bellos paisajes que vamos recorriendo eran sinónimos de terror, que los valles eran muros de defensa para el terrorismo y que los ríos llevaban siempre sangre y lágrimas en sus aguas. Durante años este cruel grupo torturó, asesino y destruyó cientos de vidas, cientos de familias. El gobierno de Fujimori los combatió y finalmente extirpó el peor tumor cancerígeno que tuvo Perú en su reciente historia pero para ello ... no dudaron en cometer a su vez cruentos abusos en su desesperado intento por eliminar al grupo terrorista. "Acabar con Sendero Luminoso como sea", decía la consigna. En algunos casos ese "como sea" dejaba un terrible saldo. Ahora que el nombre "Sendero Luminoso" no produce escalofríos entre la población se han creado las llamadas "Comisiones de la Verdad". Con ellas se pretende hacer justicia y delimitar responsabilidades en esos años de sin razón. Es duro, muy duro oír y leer los relatos de los familiares que sobrevivieron a las atrocidades que unos y otros cometieron. Un debate que divide a la población peruana sobre si hay que hacer justicia a la memoria de las personas que perdieron la vida injustamente y no merecen ser enterradas en el olvido realmente o bien ... es mejor olvidar ese terrible baño de sangre y no seguir envenenándose y revivir terribles rencores con algo que nunca debió existir.

 

Valle del río Pampa (entre Andahuaylas y Ayacucho).