Mientras avanzamos por las montañas andinas los campesinos estuvieron especialmente activos y violentos. Nos encontramos en una de las zonas más pobres del país. Sus lamentables condiciones de vida y las promesas incumplidas, una vez más, del gobierno se tradujeron en jornadas de protesta con el corte de caminos ... como pudimos atestiguar durante nuestro avance. Afortunadamente las pistas ya habían sido abiertas con excavadoras escoltadas por la policía pero se veía claramente la extensión del conflicto y la dimensión de los obstáculos: enormes rocas y troncos cortando los caminos.
Mientras tanto nos llegaban las noticias de los violentos disturbios que en la ciudad Arequipa estaban provocando los ciudadanos enojados por las privatizaciones que el presidente Toledo había autorizado en la región. La violencia está siempre a flor de piel por la irritación llevan en las venas los sectores más desfavorecidos y una simple protesta se puede convertir en una destrucción apocalíptica como la que ocurrió en Arequipa y dio la vuelta al mundo en imágenes. La ciudad quedó con el aspecto de haber sido bombardeada: muros derribados, calles levantadas para usar los adoquines como proyectiles, saqueos, destrucción masiva de cabinas, cristales, fachadas, parques, paradas de autobuses, se levantaban barricadas, se cerró Machu Picchu por su cercanía, el aeropuerto quedó inoperativo tras su asalto, las estaciones de ferrocarril bloqueadas, los extranjeros eran evacuados como se podía, ... la bonita ciudad de Arequipa quedó dañada por millones de dólares por una turba envalentonada inicialmente por su propio alcalde (contrario a la privatización y que vio una buena oportunidad para desprestigiar al presidente Toledo ... pero al final se le fue de las manos y su ciudad quedó hecha añicos).