He de confesar sin rodeos y con toda sinceridad que la ciudad de Cuzco me produjo una atracción total desde el primer momento. Llegamos por la noche y se encontraba espléndidamente iluminada, resaltando su belleza y grandeza como si retrocediéramos al siglo XVII y las soberbias construcciones religiosas, villas y casas que presiden su plaza de Armas estuvieran siendo inauguradas. Su imponente catedral barroca se erigió entonces como uno de los estandartes arquitectónicos y artísticos más hermoso de las colonias. Desde entonces millones de personas han penetrado en su interior para venerarla o simplemente  admirarla. Pero no solo ella preside la plaza, la primera iglesia levantada a la derecha de la catedral "El Triunfo" o al sur de la plaza La Compañía de Jesús son otros maravillosos ejemplos del esplendor artístico que tuvieron su máxima expresión hace cuatrocientos años.  (Más fotos en link).

 

Quito monumental. El arco de Santa Clara dejando atrás la Plaza de Armas nos adentra hacia otra calle llena de imponentes iglesias. Al fondo el campanario de las iglesias de Santa Clara y de San Pedro. Cuzco es una de las ciudades más bellas que jamás haya visto. Su casco antiguo es el más homogéneo, extenso y mejor conservado de cuantos haya recorrido en el mundo.