Pero
... ¡Bienvenidos a Disneylandia! En eso se han convertido las islas de los
uros. En el puerto de Puno están los captadores de turistas para llevarlos en
barca a las islas flotantes u otras más lejanas, en la barca aparece alguien
con los tickets de entrada a las islas, al desembarcar en las islas ... nos
damos cuenta que más que pueblos son "islas-souvenir" con artesanía
por todos sitios, te permiten sacar las fotos que quieras porque se trata de un
negocio remunerado pero en seguida dan la espalda e ignoran al visitante si ven
que es tan solo una visita y no una búsqueda de souvenirs. Poca conversación
si no hay compra de por medio. Los lugareños prefieren las barcas de madera
pero las totoras están amarradas a las islas para que los turistas puedan
navegar en ellas. El ambiente es artificial, al igual que la amabilidad
interesada, nos sentíamos en una feria. Se nos viene a la memoria la visita a
la "reserva humana" de las Mujeres Jirafa en Tailandia (CRÓNICA 65)
donde también había entrada para acceder al pueblo, tiendas de recuerdos y estábamos
tensos por esta visita a un lugar tan preparado pero ... al poco captamos que
las mujeres jirafas eran encantadoras, sonrisa fácil, que las tiendas eran eso
... simplemente tiendas, no altares de adoración. Si se compraba algo ... pues
bien y si no ... no pasaba nada, se charla amistosamente, se intercambian
historias, nos sentamos juntos y explicamos nuestros orígenes y ellos sus
costumbres a los que tienen curiosidad humana sin necesidad de
"souvenirs", hay amabilidad y hospitalidad espontánea, es un pueblo
dulce cuya charla enriquece a los visitantes sin prisa. Nosotros fuimos al
pueblo de las Mujeres Jirafas como una formalidad ineludible para "echar un
vistazo" (cuando algo está tan organizado turísticamente no nos demoramos
mucho) y se convirtió en una experiencia entrañable.
Pero las islas de los uros son un "guirilandia", un negocio rápido y
tan solo se salva la sensación de andar sobre la estructura vegetal flotante y
palpar con las manos estas sorprendentes construcciones. A nivel humano es
decepcionante, vamos sin prisa e intentamos un poco de conversación y tan solo
obtenemos los "sí o no" de compromiso o alguna que otra contestación
mientras nuestro interlocutor mira a otro sitio porque les estamos haciendo
"perder el tiempo".
Mujer
esperando turistas para su barca de totora.
Las cholitas se ponen en formación y despliegan la artesanía cada vez que ven una barca de turistas.