Hace dos días que no llueve, ha llegado el momento de partir de Hanoi y dirigirnos hacia el mar. Iniciamos nuestro peregrinaje hacia la bella bahía vietnamita y a la altura de la ciudad marítima de Haipong las aguas nos cortan el paso. El primer río es salvado por una minúscula y oscilante barcaza, la plataforma de vehículos está atascada por un camión averiado y como nuestro Montero cabe "justito" en la pequeña de pasajeros  -nos meten ahí y que pase lo que Dios quiera- sobre todo cuando vemos que la completan con gente, bicicletas y ganado.